El influyente escolta de la Magistrada Presidenta

Carlos Quintero J.
Nadia Luz María Lara Chávez, Magistrada Presidenta del TSJ de Morelos.


El calvario de Adán Michel comenzó el 5 de junio de 2015, cuando lo denunció Cornelio, jefe de escolta de Nadia Luz María Lara Chávez, Magistrada Presidenta del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) del estado; por el robo de dos teléfonos celulares.

El hombre de 33 años de edad, con catorce años de pertenecer a la Policía del Mando Único de Cuernavaca, no creyó que la amenaza hecha por el influyente guardaespaldas, de "refundirlo" en la cárcel, se cumpliría ocho meses después.

La mañana del viernes 19 de febrero de 2016, el tribunal de enjuiciamiento del Primer Distrito Judicial hizo "justicia".

La persona acusada fue sentenciada a 6 años de prisión por robo. Un delito por el cual bien pudo alcanzar la libertad con la reparación del daño, estimado en 3 mil 499 pesos por un teléfono, y por el otro, un nextel que ascendió a .02 centavos.

No obstante se trató de una afrenta cometida en contra de Lara Chávez, titular del Poder Judicial; por eso Adán Michel pagó con la privación de su libertad.

En su declaración que rindió la tarde del jueves 11 de febrero del mismo año, ante el tribunal de enjuiciamiento, el policía dio a conocer su versión sobre las circunstancias en que ocurrió el hecho, alrededor de las 17:00 horas, del 5 de junio.  

"Hubo una revisión a un sujeto que estaba durmiendo. Lo desperté porque estaba su motocicleta orillada en la autopista; lo desperté, y venía tomado el señor, dice que le hacían falta objetos". dijo el acusado.

Dos de los jueces del tribunal observaron a Adán Michel, mientras el tercer juzgador permaneció con la mirada baja por varios minutos, absorto en su iPhone, hasta que se reclinó en su sillón y miró al declarante.

Mientras el acusado continúo con su testimonio: 

"Regresé a mi punto que era el establecido en El Polvorín. De ahí me mandaron a traer a la base como a eso de las nueve, nueve y cacho, con mi compañero Jairo David Zarza González, y ahí ya estaba el comandante y estaba esta persona".

El policía refirió que se trataba del Jefe de la Policía del Mando Único de Cuernavaca, Hugo San Vicente Varela, quien enojado le exigió la entrega de los celulares de la supuesta víctima, que dijo ser reportero y había hablado con el gobernador.

El acusado respondió que no tenía nada que ver y por eso le propuso que revisara su patrulla después llegó la persona ofendida y se encerró con Hugo San Vicente en su oficina.

Al cabo de un rato salió el comandante y dejo encerrado al compañero del acusado mientras que otros policías, junto con el acusado, bajaron al estacionamiento para revisar la unidad 1734, y las pertenencias de Adán Michel.  

"Volví a regresar a su oficina. El señor ya estaba más enojado, mi jefe, de hecho nos tuvo ahí. Estuvieron revisando, se puso a revisar toda la base. Regresó nuevamente hacía mí y con palabras altisonantes me empezó a golpear, el señor que quería los celulares, que me iba a refundir en la cárcel con esa palabras lo dijo".

Adán Michel dijo sentirse impotente al ver que frente a sus compañeros era goleado por su propio jefe de la policía. Esa declaración no fue atendido por el tribunal porque ninguno de los jueces ordenó al Ministerio Público iniciar una investigación en contra de San Vicente Varela, por abuso de autoridad.  

Ese recuerdo hizo que la voz del acusado se entrecortara y sus ojos se humedecieran. 
  
"Se me hace injusto la acusación que se me hace (sic). Por las pruebas que estoy viendo, que el señor tiene. Tres meses que me tuvieron ahí por los videos. No hay problema dije: quizá es una confusión, al señor no lo conozco se va a dar cuenta de que yo no soy".

Al cabo de esos tres meses, en los cuales le decían que había vídeos sobre el hecho, resultó que no existieron tales pruebas en su contra. 

Fue el viernes 12 de junio de 2015 a las 12:18 horas, cuatro días después de su detención, Adán Michel compareció ante un juez de Control de Garantías del Primer Distrito Judicial.

Una agente del Ministerio Público, adscrita a la Unidad Especializada en Combate al Secuestro (UECS) que encabeza Adriana Pineda Fernández, formuló imputación en contra del Policía.

La agente del Ministerio Público dio a conocer que el hecho ocurrió alrededor de las 16:35 horas del sábado 4 de abril del mismo año cuando Cornelio, llegó al domicilio de Nadia Luz María Lara, en la calle Altamirano número 206 de la colonia Acapatzingo.

Según la versión de Cornelio, su amigo Raymundo Arnulfo Lara Chávez le pidió apoyo porque esa mañana se habían metido a su casa -que en realidad era la casa de la Magistrada- y esa tarde él se hallaba en la calle, frente a la vivienda.

El guarda espaldas, comenzó hacer varias llamadas, a través de su teléfono celular, y observó de reojo que se acercaba una persona, quien vestía playera tipo polo, color rojo, y bermuda a cuadro y tenis blanco.

- Ya valiste madre. Me mandaron a matarte- expresó el hombre al tiempo en que sacó una pistola y le apuntó a la cabeza.

- Ni pedo wuey, te voy a matar- le dijo el pistolero, quien le pidió el Nextel a la víctima.

-También dame tu contraseña, y el celular.

- Sólo tengo el Nextel- respondió el escolta. 
     
- No te hagas pendejo, dame también tu celular y la cartera.
 
El delincuente abordó un auto Jetta, color gris, que era conducido por otra persona y se dirigió con rumbo a la avenida Atlacomulco.

La agente del Ministerio Público dijo que derivado de la "investigación" que realizó la Fiscalía, el 7 de junio, se aprehendieron a dos personas por el robo de su celular.

La tarde de ese viernes 12 de junio, en una entrevista que el reportero hizo a la Presidenta Magistrada, Nadia Luz María Lara respecto al caso, reconoció que ellos tuvieron que hacer su propia investigación ante la incapacidad de la UECS.

Lara Chávez pidió tiempo para dar a conocer su caso, ya que existía el riesgo de entorpecer las investigaciones.  Aseguró que se iban a detener a más personas, y no descartó la posibilidad de que grupos del crimen organizado estuvieran implicados.

La juzgadora corroboró que había sido víctima del robo en su propio domicilio por un grupo de personas que sometió a su hermano y sustrajo objetos de valor.

La titular del poder judicial confirmó que existía una amenaza de muerte en su contra, que recibió un año antes, tras la detención de un presunto líder del grupo criminal "Los Rojos". Fue a través de un correo electrónico y por ese motivo pidió al Ejército Mexicano que resguardara su seguridad.

Es por ese motivo que se dio seguimiento al proceso de Adán Michel, porque las autoridades judiciales presumían su probable relación con células de policías al servicio del crimen organizado pero la sospecha nunca se confirmó.

El caso de Adán Michel estuvo plagado de irregularidades y violaciones al debido proceso. El poder judicial actuó con parcialidad al hacer justicia por propia mano.

Otra de las irregularidades es que la Fiscalía, que dirige Adriana Pineda, intentó fabricarle otro delito; el robo a la casa habitación de un juez, con el fin de perjudicarlo y que no alcanzará el beneficio de la libertad condicional.  

El juez víctima, cuyo nombre se reserva por su seguridad, declaró en entrevista con el reportero que la noche en que entraron a su domicilio nunca pudo ver al responsable del robo, sólo se dio cuenta, a la mañana siguiente, cuando descubrió que le robaron su celular y una bolsa de su esposa.
     
Un abogado del juez acudió a visitar a Adán Michel al penal de Atlacholoaya, y se presentó para ofrecerle una disculpa por ello, y explicó que el Ministerio Público de la Unidad Especializada de Combate al Secuestro, lo presionó para incriminarlo.

"Es injusta mi detención porque en la primera declaración de Cornelio indica que fue un sujeto de tez blanca, de 1.73 de estatura, cabello ondulado y barba de candado, manifestando que fue el 4 de abril de 2015 a las 19:30 horas" escribió de puño y letra, el acusado a través de un cuestionario que el reportero le hizo llegar.

"Ahora cambia y dice que es apiñonado, y la cicatriz en mi rostro, la cual no menciona en su primera declaración, siendo este un dato sumamente relevante así mismo se nota que le indicaron quien era yo, y porque estaba detenido".


Adán Michel perdió la fe en la justicia y dice que todo se trata de una confusión que afecta a él y a su familia, a su esposa embarazada y a su madre que padece cáncer. 

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